El 28 de agosto se celebra el día del adulto mayor en Colombia, fecha escogida para sensibilizar a la población, sobre el papel fundamental de los adultos mayores en la construcción de la sociedad.
Ahora más que nunca, en medio de esta pandemia, esa celebración se hace especial, porque ocurre en un momento trascendental en la historia de la humanidad, donde la inmensa mayoría de la población está comprometida en su cuidado personal y el cuidado de los demás, especialmente de ellos, nuestros viejos; porque son ellos, quienes han tenido que soportar la crueldad de esta enfermedad y la dureza del confinamiento. En el mundo, miles de adultos mayores han muerto. En Colombia, el 73% de las muertes por COVID-19 han sido en mayores de 60 años. Ahora bien, al encenderse las alarmas con estas cifras, comienza una maratónica carrera por salvar sus vidas; ya era hora de devolverles todo lo que habían hecho por nosotros. Bendita pandemia que vino a reivindicar a nuestros adultos mayores, cuando más los teníamos olvidados, cuando nuestra arrogancia no nos dejaba ver más allá de nuestro propio yo y del espejismo de la eterna juventud. Estos momentos de incertidumbre, nos llevaron a reconocer el rol que tienen en la construcción de sociedades más humanas, empáticas y solidarias. Bendita pandemia que vino a enseñarnos que debemos cuidarlos, protegerlos y respetarlos. ¿Qué sería de la sociedad sin ellos? ¿Qué sería de nuestras familias sin su amorosa y desinteresada presencia? Ellos han servido a la sociedad durante muchos años y ahora esperan de nosotros amor y respeto, no con un cuidado paternalista, que restrinja sus libertades, sino, como una exaltación a su experiencia y sabiduría que los haga sentir activos y útiles. Estamos llamados a resignificar la vejez en la sociedad, viviendo todos en armonía, tan importantes los unos como los otros, superando las inequidades en atención y cuidados que se presentan en la cotidianidad para este grupo poblacional, construyendo un mundo “ que responda igual de bien a las necesidades de los ancianos como a las de los jóvenes” [Carstensen, L, 2007]. Hoy más que nunca, debemos hacer un homenaje a todos los adultos mayores que nos alegran la vida, que agradecen cada despertar, que no dejan nada para después, y que nos enseñan como dice David Bowie que “envejecer es un proceso extraordinario en el que nos volvemos la persona que siempre quisimos ser”.
Tatiana Yepes
Directora Atardeceres VID